lunes, 10 de febrero de 2014

El bocao, Barcelona, la exquisitez asequible

La curiosidad por los restaurantes tiene a veces grandes compensaciones. Una de las más agradables sorpresas me la he llevado últimamente en el restaurante El Bocao, de Barcelona. Situado en el barrio del Poblenou, un espacio sugerente, en el que se mezcla la zona industrial abandonada, barriadas tradicionales y nuevas construcciones, este restaurante, pequeñito, que habla en andaluz, es una opción magnífica que, os garantizo, deja a los comensales con la boca abierta tanto por la exquisitez de sus propuestas como por lo reducido de sus precios.

Tan es así que la camarera, Alina, una mujer encantadora y magnífica profesional, nos recomendó "eliminar" tres platos de nuestro pedido. Veíamos los precios tan baratitos que pensamos que serían tapas pequeñas.

Os cuento el menú que probé, pero desde luego me quedé con las ganas de otros platos con buenísima pinta que se servían a las mesas vecinas. Empezamos con una ensaladilla de gambas, sabrosa, suave y fresca, que enervaba las papilas gustativas. Además, como el resto de las tapas, muy graciosamente presentada. Tenía, desde luego, reminiscencias andaluzas, pero también un buen hacer personal, una mezcla de delicadeza y perseverancia del sabor. Y, cómo se consigue eso? En este caso, al chef se le ha ocurrido la brillante idea de añadir coulis de las cabezas de las gambas a la ensaladilla, un toque de sabiduría culinaria, pienso yo.

Después, pasamos a la tempura de langostinos, crujiente y recién frita, sobre una suave camita de guacamole y salsita teriyaki, que combinaba a la perfección con el marisco. Por ninguna parte se diluía el gusto, el complemento era perfecto.






Y seguimos con el arroz negro con chopitos. De nuevo, sólo puedo reverenciar el plato. En este caso, aparte del arroz, que estaba en su punto y explosivo de sabor, la palma se la lleva el crujiente de los chopitos. Nunca he probado una fritura tan elegante. El chef, Juan Manuel Moreno, me explicó la técnica que utiliza de hidratación y deshidratación, para conseguir ese crujiente, aunque un producto de primera y preparar todos los platos en el momento es también parte del secreto para conseguir este extraordinario, y digo extraordinario, resultado.



Mirad, por favor, la pinta del arroz, habla solito.

El bacalao confitado con salsa de tomate casero tarda un poquito, sabéis por qué? Sí, porque también lo confita en el momento, a 60º y napa la tajada con una salsa de tomate casero que parece que hubiese cocinado mi mismísima madre.

El bacalao es un pescado que me encanta. Lo pido a menudo y también a menudo me llevo grandes chascos, tanto con el nivel de desalado como con su cocción. Éste se hallaba en su punto en ambas cosas y el dulzor del tomate acrecentaba la melosidad de la tajada.

Me repito: brillante.






Y llega la hora de los postres, el dulce bocao. Nos decidimos por una crema catalana con chicharrones de azúcar, infusionada con semillas de cardamomo, canela de Madagascar y hojas de lima kaffir. Suavidad y aroma, el dulzor adecuado y esa reminiscencia infantil de la natilla. Pura exquisitez.

Y no se queda atrás el arroz con leche, con espuma de helado de dulce de leche y arroz garrapiñado. Suena reiterativo? Pues no lo es. Una vez más, el chef consigue otro perfecto juego de sabores y, en este caso, también de texturas. Se disculpó porque el helado estaba un poco derretido. Para mí, punto a favor, porque no molestaba a la temperatura del arroz. Y una cosa os voy a decir: yo no me como cualquier arroz con leche. ¡Yo soy la reina del arroz con leche!, así que si digo que estaba de lujo, creedme.



Acompañamos la comida con un Dardell, de garnacha, syrah y cabernet, la verdad es que también muy aromático y rico. No conocía los vinos de Celler Coma d´en Bonet y ésta me ha parecido una buena primera toma de contacto.


Juan Manuel Moreno, el chef

Pues ya veis, del todo recomendable, casi obligada, una visita a El Bocao. La atención no pudo ser más cariñosa: la explicación de los platos, el asesoramiento a la hora de pedir, la presentación... Pero, por encima de todo, una cocina de altísimo nivel, tanto en los productos como en la elaboración de los platos. Recetas con el equilibrio justo entre tradición e innovación, en las que se apreciaba el esmero y el respeto por los comensales. Y todo esto a un precio más que bueno. Les auguro un futuro más que prometedor.




No hay comentarios:

Publicar un comentario