miércoles, 1 de febrero de 2017

El taller de Seve Díaz, capacidad de recreación

Muchas veces el quid de la cuestión a la hora de elaborar un plato con personalidad está en conseguir que los sabores resulten evocadores, que te remitan a lo tradicional, pero que el chef haya sido capaz de poner su rúbrica sobre ellos y conseguir elegancia y modernidad en los mismos.
Esta es una tarea nada sencilla y con la que muchas de las denominadas cocinas de autor se quiebran la cabeza.
Ha sido un placer descubrir un lugar así en el Puerto de la Cruz, una localidad eminentemente turística de la isla de Tenerife y en la que no resultaba demasiado fácil encontrar espacios gastronómicamente interesantes.
El taller de Seve Díaz propone una carta en la que enseguida se sospecha de una cocina de mercado, con algunos guiños a la tierra y con buenas intenciones de revisión de lo tradicional.
Crujientes con tomate seco
Al ser la primera vez que íbamos nos decidimos por el menú degustación, que incluye dos entrantes, carne, pescado y dos postres por persona. Te sugieren dejarte sorprender salvo que tengas una apetencia especial por alguno de los platos o haya algo concreto que no te apetezca.
Nos sirvieron de aperitivo unas aceitunas rotas aliñadas como le gustaban a mi padre, fuertecitas y con ese sabor a orégano y pimentón tan agradable, también unos crujientes (bien crujientes) con polvo de tomate seco.
Además, ponen mucho esmero en el pan, que sirven recién horneado, uno de ellos, muy curioso, con tomate. Y al pan le viene de lujo el surtido de mantequillas -de limón (que recordaba un poco a la dulce de Soria), de chile y de mostaza- que también actuaban de teloneras del menú, seguidas por un suave cuenquito de salmorejo.
Surtido de mantequillas
El menú mantiene ese regusto tradicional al que me refería pero cada plato tiene un plus de buen hacer. En la cocina, abierta, se observa un trabajo minucioso y concentrado y es de agradecer que el chef esté pendiente de las reacciones de los clientes a sus propuestas.

En la degustación sobresale su versión de los huevos rotos: espectacular. Elegantemente servida pero, sobre todo, llena de sabor y con unas elaboraciones perfectas de punto y textura. Una espuma de papa suave, un huevo delicadísimo y el choricito al fondo otorgando potencia al conjunto.

Huevos rotos

Muy original y lleno de matices el plato de cherne, de piel crujiente, con mojo rojo, un potente caldito de cazuela y un remate de escaldón. Todo el sabor de un plato tradicional de pescado canario en una propuesta refinada y sintética.

Cherne


El cochinillo confitado, que es un plato al que no me puedo resistir, estaba también bien elaborado, con unas verduras a la leña que acompañaban estupendamente, aunque resulta un plato menos sorprendente.

De los dos postres me quedo con su versión del arroz con leche, una suerte de gelatina con helado de canela muy correcto y que también conseguía evocar el sabor de este postre tradicional, sin duda, mi favorito.

Arroz con leche



Me gustó también el local, con una estantería llena de libros de cocina, y el servicio, atento y profesional.
Tendremos que volver a visitar a Seve porque hay muchas sugerencias en su carta que me quedé con ganas de probar.

Si pasáis por El Puerto de la Cruz, ya sabéis, El taller de Seve Díaz es, a partir de ahora, visita obligada.




Precio del menú degustación (sin vino): 39€

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